jueves, 7 de marzo de 2013

Tema 1: PROYECTOS


El primer día de clase en didáctica de la plástica comenzamos de un modo diferente al habitual, la propuesta: dialogar sobre los proyectos, sobre la concepción que tenemos de ellos y de cómo esa idea principal se iría desarrollando.

Si digo que comenzamos de manera diferente, es porque al menos yo, esperaba que la asignatura "Didáctica de la plástica" no se tratase de hablar de proyectos y de qué entendíamos por ello, sino ver temas relacionados con la plástica como, técnicas, estrategias, materiales y herramientas plásticas o artísticas con las que trabajar en el aula con los niños de Educación Infantil.

Sin embargo, la invitación a comenzar con un debate que abriera nuestra mente hizo que nos diéramos cuenta de que la idea que yo y que muchas de mis compañeras teníamos de proyecto era errónea o al menos incompleta.
Como definición de proyecto, coincidíamos en que era una metodología que seguía una línea de trabajo respecto a un tema (según el interés de los niños) y se dedicaba a cubrir una serie de actividades y propuestas relacionadas con el tema en cuestión.

Esta idea, fue cambiando a lo largo de la sesión y todo debido a la exposición que hizo Imanol sobre el trabajo que llevó a cabo una maestra involucrada en su trabajo y a la que la pasión por aprender y acompañar a los niños en este proceso, le corre por las venas. Comenzó con una lectura escrita por ésta misma: Mercé de Febrer.
La lectura hablaba de unos niños de apenas 4 años que habían conseguido alborotar al mundo por querer proteger a los canguros australianos, mandando una carta a un periódico del país. La profesora de esos niños en aquel entonces era Mercé, quien narraba encantada después de muchos años, cómo les acompañó en ese viaje.
Toda esa revolución surgió por una foto de la revista “Pronto”, donde estaba publicada una noticia en la que decían que mataban canguros en Australia para hacer zapatos y abrigos. En este caso me llama la atención como “lo importante sobre las imágenes no es sólo la imagen misma, sino cómo es vista por unos determinados espectadores que miran de maneras determinadas” Rose (2001 en Hernández 2005).
Los niños se preocuparon y se preguntaban cómo hacer para remediarlo. Mercé era quien les guiaba haciéndoles preguntas abiertas e indirectas para que ellos mismos buscasen respuesta al problema. Tras pedir ayuda al padre de una niña de la clase para dar con un nombre de un periódico australiano, al profesor de inglés para que hiciera de traductor… por fin mandan una carta al director de un periódico, la publican, les contestan, les llegan multitud de cartas más del país, incluso se les plantean otros problemas relacionados.

Se demuestra así, cómo son niños pequeños sí, pero con sentimientos, con muchas ideas y sobre todo con criterio. Fueron ciudadanos críticos que se involucraron en buscar una solución. En el aula se hizo un trabajo común donde nadie fue más que nadie y donde todas las ideas tenían cabida. Allí se habló, se discutió, se conversó y enriqueció de varias informaciones para que todo el mundo se hiciera idea de la cuestión.

Terminó la lectura y todas estábamos emocionadas, qué proyecto tan bonito y sobre todo, qué forma de contarlo. Nos preguntábamos: ¿Cómo puede ser que unos niños tan pequeños tengan semejante idea? Como dice Aguirre, I. “Las personas de la clase cangurs eran espectadores que miraban de una manera determinada, de muchas maneras determinadas, quizás tantas como personas configuraban el grupo, y sus miradas fueron miradas que “superaron” las expectativas que la sociedad tiene sobre ellas".
Conocer esta experiencia fue muy conmovedor y es a partir de ahí cuando empecé a cuestionarme qué era verdaderamente un proyecto.

Personalmente examino, ¿Por qué nos hemos sorprendido y cuestionado al leer esto? ¿Nunca habíamos oído hablar de algo semejante? ¿Creíamos que no serían capaces de llegar tan lejos? Es momento de pararse a pensar acerca de la concepción de infancia y educación que tenemos.

El concepto de infancia es complejo y ha sido abordado durante muchos años de historia, sin embargo, ha ido evolucionando. Se puede decir que existen dos posiciones, por un lado aquellos que creen que el niño es un ser indefenso, que necesita del cuidado y sobreprotección de los adultos para poder desarrollarse e iniciarse en la vida adulta. Por otro, vemos cómo va ganando terreno el concepto de infancia que trata a los niños como seres apreciados, que adquieren autonomía y libertad, considerados miembros capaces dentro de la sociedad.
Personalmente creo que el concepto de infancia es un equilibrio entre ambas posiciones. Los niños necesitan de los adultos para ser guiados por el camino correcto, pero ellos son capaces de elegir entre las diferentes opciones. Debe de crearse un vínculo afectivo que haga que la relación adulto-niño sea especial, de confianza pero nunca llegando a la sobreprotección pues ésta corta las alas a quien desea volar.
Dependiendo del concepto de infancia y educación que tengamos, podemos trabajar de una manera u otra. Si creemos en que los niños son capaces, ellos lo conseguirán y se creará un clima de aprendizaje colectivo en el que todos aprendamos de todos. ¿Por qué entonces los niños no van a poder plantearse problemas sociales como el de los canguros de Australia si ellos también son conscientes y viven en este mundo? ¿Es que a veces nos da miedo proponer por el hecho de no saber responder? ¿La ignorancia?
Los docentes no han de tener miedo, deben ser acompañantes en el proceso de aprendizaje de sus alumnos, han de crear situaciones e introducir nuevos saberes. Es cierto que a veces, la valentía de los niños al preguntar, al buscar respuestas concretas hace que nos echemos para atrás y nos dé miedo enfrentarnos a un nuevo proyecto, donde nada esta premeditado y todo puede surgir. Pero la ignorancia no debe preocuparnos, como dice Mercé “Que los nuevos saberes nunca generen acomodaciones, siempre nuevas preguntas, para que, sintiéndonos ignorantes siempre, sigamos moviéndonos, desplazándonos a otros lugares”. Es por esto, que pienso que el profesor y los alumnos no deben colocarse como quien sabe y quien no, sino como constructores de conocimiento. Es la diferencia de considerarse a sí mismo como constructora de mundo o de alguien que solo observa, recoge…

La educación infantil es pues, un todo; un espacio donde se comparten experiencias y vivencias pasadas y se dan lugar otras nuevas, donde la motivación, ilusión, emoción e imaginación están presentes día a día dentro de un clima de compañerismo, igualdad, respeto, libertad… Este clima educativo del que hablo, fue el que me trasmitió el texto de Mercé con su clase de los cangurs, capaz de que las fronteras geográficas, idiomáticas, culturales, generacionales, contextuales fueran superadas, ya que no fueron pensadas como se suele hacer o ellos mismos no fueron conscientes de su existencia. Hablamos de su extraordinaria valentía por superar las fronteras que establecemos o que mejor dicho, nos son establecidas. Éstas son mucho más que barreras geográficas o idiomáticas, van más allá y tienen que ver con las preconcepciones, preconcepciones erróneas que no nos hacen valorar al niño ni a sus posibilidades de actuación, y sin embargo, el niño debe ser tratado como ser que interviene en la sociedad.


Seguimos adelante con las sesiones de didáctica de la plástica y el tema “proyectos”. Esta vez nos son presentados dos proyectos más: “Yo quiero aprender a volar” y “¿Es real la realidad?” por Montse Romero, Mercé Ventura y de nuevo Mercé de Febrer.

“Yo quiero aprender a volar” es un proyecto hecho de proyectos ya que construye varios itinerarios de aprendizaje de forma paralela haciendo que los niños establezcan enlaces y conexiones entre saberes. Esto significa que los niños han puesto varios conceptos como centro de interés: el misterio de volar, el cosmos, el mundo, el arte de Joan Miró, la informática, sus miedos, la fantasía… y estos se convierten en sus itinerarios de investigación de una manera siempre relacionada.

¿Qué tal este proyecto para una clase de tres años? ¿Son reflexiones o temas complejos que no llegarán a entender? El texto y los diálogos entre los niños me hacen salir de la duda;
- “Yo quiero aprender a volar”.
- “Las personas no vuelan”.
- “Nos podemos imaginar que volamos”.
- “Como somos dragones podremos volar”.
- “Podemos volar con una capa de Superman”.
- “No, tiene que ser con alas, como los pájaros y los dragones”.
Vemos como los niños establecen relaciones y se acercan primero desde el mundo de la fantasía.  Sin miedo dicen que quieren volar, pero otro se pregunta ¿Cómo que volar? Si las personas no vuelan, lo podemos imaginar…

Como ya hemos dicho, los niños son capaces de poner en relación todo aquello que se les venga a la cabeza y querer conocerlo, saber un porqué. Estas relaciones que se dan en este y en otros muchos proyectos, son las que van enriqueciendo y ampliando la mirada de los niños sobre la interpretación del mundo y sobre ellos mismos, al mismo tiempo que se generan nuevos interrogantes.

Más adelante es tarea de la profesora reconducir e ir formulando hipótesis para comprobar y  realizar diferentes aproximaciones en la interpretación de la realidad. De esta manera se valora que piensan después, si continúan pensado lo mismo o han reconstruido su idea, su aprendizaje.

En definitiva otro ejemplo que me ayuda a ver cómo no es arriesgado hablar en estos términos en una clase de tres años cuando en la vida del aula se crean una serie de mediadores que así lo hacen posible.

El otro proyecto, “¿Es real la realidad?” ya solo con su título llama mucho la atención. ¿Qué se plantean trabajar con este proyecto? ¿Mirar la realidad y el conocimiento desde una actitud crítica?  ¿Será posible? ¿Cómo lo harán?
El proyecto parte de una exposición del fotógrafo Joan Fontcuberta una idea muy original que hace a los niños asomarse al mundo artístico. Joan Fontcuberta y su extensa obra fotográfica representa una visión crítica de la realidad, las verdades fotográficas, históricas o ficticias a través de la fotografía y su contexto. Se pretende que los montajes del fotógrafo instalen al alumnado en la incertidumbre de forma permanente y le enseñan a no creer todo lo que ve, a contrastar e ir más allá de lo aparente.
¿Cómo los niños pueden distinguir entre fantasía y realidad? Sus experiencias vividas hacen que asocien nuevas conocimientos a otros que ya tenían y así, sobre lo que saben, podrán desmentir o afirmar si algo es verdadero o falso. Esto ocurre por ejemplo, cuando ven una foto de Joan Fontcuberta en la que aparece un astronauta en el espacio junto con la perrita Laika.



Ellos saben que las fotografías de Fontcuberta pueden engañar a los espectadores y también conocen el tema los astronautas, ya que ha sido trabajado en años anteriores. En este caso, van por delante y aseguran que les está mintiendo porque conocen la historia de que Laika viajó sola y murió.

¿Sería posible que los niños reconociesen las mentiras de Joan Fontcuberta si previamente no son avisados de las estrategias que utiliza el fotógrafo? No lo sabemos, pero si vemos como en uno de los casos, la directora del centro truca la portada del diario la vanguardia, haciendo que salga Mercé vestida de astronauta anunciando su próximo viaje a marte. Como en este caso, es algo que aparece repentinamente en el aula, los niños no creen que pueda ser un engaño relacionado con el tema que están trabajando. Es al final, cuando la directora les pregunta ¿Cómo es posible que estando inmersos en las historias de engaño de Fontcuberta, no se planteen dudas sobre la noticia de La Vanguardia? Les hace ver lo poco analíticos y críticos que han sido. Tras esto, unos afirman que ya lo sabían, que se lo imaginaban y otros que se lo habían creído y no les gusta que les engañen.

Por otro lado, vemos cómo en el aula de Mercé ventura, la indagación sobre la obra y la biografía de Joan Fontcuberta despierte en los niños el deseo de crear una historia o  una ficción para intentar engañar a la comunidad escolar. Se les ocurre la idea de coger huesos de pollo y enterrarlos formando un esqueleto. Ahora ellos son los protagonistas, los que saben de qué trata el enigma del esqueleto y escriben un bando para que la comunidad escolar se lo crea y les "ayuden" a resolverlo. Cuando se descubre el enigma muchos de los que intentaron adivinar afirman que sabían que se trataba de una broma. Pero entonces los niños se preguntan por qué hacían hipótesis si ya lo sabían…
Y es que a veces es difícil reconocer que la fantasía te ha atrapado y más cuando se trata del engaño de unos niños tan pequeños y originales como estos.

Podemos concluir con que no es importante el saber si una imagen es real o no, puesto que no lo hace más o menos válida. Eso no es lo que buscan estos centros educativos; Lo que quieren es transmitir a los niños es que estén alerta porque hay cosas que no son reales y nos pueden engañar pese a que nos guste. Es bueno que los niños se planteen las cosas de otra manera y puedan dudar.
Tras este pequeño engaño, los niños se dan cuenta de que les ha servido para aprender y de que cuantas más cosas sepan más difícil será que les engañen.

Por último, este proyecto tiene cosas en común con el anterior. En él, se establecían relaciones entre unas cosas y otras y en este observamos como pasa lo mismo. Los niños son conscientes porque preguntan, porque saben y porque van aprendiendo a pensar en relación, en red, a establecer vínculos entre las noticias, la fotografía, las manifestaciones artísticas… es así como lo expone Yasmina: “Ahora me estoy enterando de que casi todo está relacionado con casi todo”.


Un aspecto importante que tratamos a medida que vamos avanzando en conocer los proyectos, es la documentación que se lleva a cabo con éstos. Vemos como a través del texto cartografías de lo posible, Marisol Anguita nos cuenta las diferentes maneras que hay de hacerlo y porqué y de qué manera lo hacen ellos en el centro educativo.
“Documentar para nosotros implica una reflexión sobre el porqué de lo que hacemos, al tiempo que narramos públicamente nuestra tarea educativa y nuestro rol como docentes. Esta doble función de dar cuenta de manera reflexionada de los procesos escolares y compartirlo con otras son dos de los ejes que marcan nuestra posición. Pero también hemos considerado que la función de documentar permite explorar otras dimensiones y posibilidades para abrir nuevos espacios que inviten a los sujetos a ser dueños de su voz y a relatarse en compañía”.

Documentar puede utilizarse para muchos fines, la más común en educación infantil, es la de ilustrar. Ilustrar que se ha hecho, ilustrar el resultado y no el proceso. Es con esa manera con la que quieren romper e ir más allá. Marisol intenta desde su posición docente, crear narrativas que provoquen nuevos trayectos de pensamiento, nuevos mundos que nos permitan dialogar y generar vínculos con ellos.
Otra forma es mirar la documentación como una manera de visibilizar. Mostrando no sólo lo que se hace, sino lo que de otra manera se mantendría invisible.
También podríamos mirar la documentación para formarse, para educar a quienes la realicen, permitiendo mirar(se) y pensar(se) y, a la vez, dar espacio a que otras personas lo hagan.
Finalmente podríamos pensar la documentación como una forma de investigar. Poniendo el foco en la indagación que acompaña la toma de decisiones en los procesos y resultados de la documentación.

Tras conocer las maneras que existen me entran las dudas ¿Cómo documentar de la mejor manera? ¿Cuál es la más adecuada? ¿Qué tengo que hacer para documentar debidamente?  Según Hoyuelos (2007), “es necesario saber elegir, seleccionar para ajustar la mirada, enfocar y encuadrar en determinados aspectos para generar una documentación que sea eficazmente comunicante”.

Documentar, es un término nuevo para mí, lo acabo de conocer de la mano de Imanol cuando nos ha presentado cómo lo hace Marisol. Imanol propone que documentemos qué pasa en clase, que llevemos cámaras de fotos… ¿pero cómo vamos a hacer eso? Nos preguntamos.
El clima que se vive en la universidad no es cercano ni permite crear estas situaciones, nos parece incómodo comportarnos como si esto ocurriera todos los días cuando no es así. Realicé varias fotografías a la clase en general y a cómo esta se desarrolla. Pero me da la sensación que esa documentación no permite ir más allá de lo puramente ilustrativo. Yo narro que ocurre en clase y las fotografías lo complementan. 




¿Qué puede tener esto de formativo para una persona ajena, si no hay reflexión ni crítica?
Para mí, esta pequeña documentación si puede ser formativa. Me doy cuenta de la realidad existente, de cómo se debería mejorar, me ayuda a mirarme y a pensarme. A la vez se convierte en un medio para reflexionar y expandir los sentidos de lo que ocurre en las aulas.

Algo que tengo claro es su importancia como forma de reinvención valorando el proceso más allá de documentar como descripción o testimonio. La reflexión sobre el porqué lo estoy haciendo permite explorar otras dimensiones y posibilidades.
Es una buena manera de reconocer a los maestros su labor durante todo el camino y no solo la meta, de esta forma ellos pueden demostrar y sentirse orgullosos del trabajo que realizan en el aula. De la misma manera, el proceso de documentación ofrece a las familias la oportunidad de “ver las palabras”, de observar cómo caminan los procesos y no los productos infantiles, y de conocer mejor a su hijo o hija en el ámbito de la escuela. Es una ocasión para sentirse partícipes de los acontecimientos que surgen en el ámbito escolar sobre los cuales pueden opinar y debatir.

En definitiva, la documentación hace visibles las personas, las escuelas, los equipos, sus participantes y autores, como también la calidad de sus procesos. Se convierte en un espacio de reflexión entre maestros, con las familias, con otros profesionales, un lugar donde repensarse y poder crecer en comunidad. Y entonces me pregunto ¿Por qué muchas escuelas no cuentan con procesos de documentación para formarse sobre lo que pasa en la escuela?

¿QUÉ ES TRABAJAR POR PROYECTOS?:

Tras exponer narrativamente todo lo que hemos visto en clase, entre otras cosas, ya se puede redefinir la idea primera que tenía sobre qué era un proyecto.

En uno de los vídeos más cortos pero más claros que he visto sobre trabajar por proyectos es el de Fernando Hernández. Pionero en su desarrollo, Fernando nos explica cómo los proyectos surgieron hace unas décadas para crear alternativas a los centros de interés y para cambiar la posición del docente con respecto a la escucha del alumno. Se trató de construir la clase como un espacio de diálogo.
Cuenta como el trabajar por proyectos no es una manera de hacer, no se trata de una pedagogía o de una metodología sino de una concepción educativa.

Me gusta la simpleza que tiene a la hora de explicar que esta concepción se basa en:
A los niños hay que considerarlos como portadores del saber
Pensar que se aprende en círculo mediante las interacciones
La clase como centro de investigación como laboratorio donde se construyen experiencias.
Concepción de los alumnos como sujetos portadores de conocimiento, saberes y experiencias que el docente debe moverlas, transformarlas, ayudarlas a que cobren sentido en el aula.

¿Se trabaja así en la mayoría de centros que dicen que lo hacen? ¿Qué deben cambiar para asemejarse a lo que verdaderamente son  los proyectos?

Según Hernández, hay que tener en cuenta una serie de ideas que hay que cambiar en las aulas, como  la noción de vínculo, el cual es muy importante de cara a las relaciones entre los alumnos con el profesor y también con uno mismo. La segunda idea a tener en cuenta es la noción de experiencia, valorar que lo que se construye en el aula son experiencias de aprendizaje y no son actividades programadas, por ello hay que estar atento a lo que sucede en el aula para poderlo interpretar. Una tercera idea es promover la imaginación pedagógica, esa que los niños traen de serie y que muchas veces cortamos con la introducción de libros y fichas de la industria de educación que establecen el camino y secuestran la imaginación de los niños.

Dejo esta frase que resume muy bien la finalidad del trabajo por proyectos:
La finalidad de este planteamiento de la enseñanza es promover en los alumnos la comprensión de los problemas que investigan. Comprender es ser capaces de ir más allá de la información dada, poder reconocer las diferentes versiones de un hecho y buscar explicaciones y plantear hipótesis sobre las consecuencias de esta pluralidad de puntos de vista”. Fernando Hernández (2000).
Como conclusión, considero que lo principal es considerar al niño como sujeto y aprender como forma de relación entre experiencias, conocimientos y sujetos, aprovechando que en la escuela se relacionan temas de investigación.  No debemos atender a las inseguridades, hay que saber perdonarse y permitirse equivocarse.









"No existe cosa más arriesgada que no arriesgarse"



Bibliografía:

ANGUITA, M. Cartografías de lo posible.

BONAS, M. Algunas reflexiones en torno a la documentación. Revista In-fancia. Nª 105. Septiembre-octubre 2007.

DE FEBRER, M. VENTURA, M. ¿Es real la realidad? Cuadernos de pedagogía, nº 400. Abril 2010. Pp 26-29.

DE FEBRER, M. Es un regalo ir a trabajar cada día. Vivencias de maestros y maestras, compartir desde la práctica educativa.  

HERNANDEZ, F. Los proyectos de trabajo: la necesidad de nuevas competencias para nuevas formas de racionalidad. Educar 26. Barcelona, 2000. Pp 39-51.

HOYUELOS, A. La documentación como argumentación y narración. Aula de Infantil, nº 39. Septiembre-octubre 2007. Pp 5-9.

ROMERO, M. Yo quiero aprender a volar. Cuadernos de pedagogía, nº400. Abril 2010.Pp 23-25.

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